viernes, 6 de noviembre de 2009

10,5 en la escala de Richter

Los que admiramos a un artista somos como amantes celosos.
No aceptamos supuestas "infidelidades" artísticas, ni devaneos extraños, exigimos un especie de fidelidad mal entendida del artista hacia la figura idealizada que de él nos hemos construido. La última vez que había ido a un concierto de Concha Buika (cuando se dejó caer por el Grec) la sensación fue un tanto extraña. Como cuando has estado viviendo un romance apasionado con alguien, y de repente un día piensas "no sé, hay algo que no funciona, ya no eres la persona de la que me enamoré locamente, has cambiado". El concierto fue técnicamente impecable, los músicos brillantísimos, la voz de Buika al grandísimo nivel que nos tiene (mal) acostumbrados,... todo correctísmo y de una gran calidad, pero sin aquel regusto glorioso de otras ocasiones.
Con ciertas reservas nos acercamos ayer 5 de noviembre al Palau de la música, con aquel sentimiento de "no sé, no sé, a ver que tal".
Bastaron apenas unos segundos para despejar cualquier sombra de duda. Un terremoto desbocado puso patas arriba el Palau (por desgracia acostumbrado a otro tipo de cataclismos recientes, pero ese es otro tema), un magma abrasador y arrasador surgido desde la garganta de una Concha Buika en estado puro (y duro). Música y pasión surgida desde las mismas entrañas, desgarradora, dulce, trágica/cómica, respetuosa con el legado musical e irreverente al tiempo, inconmensurable, auténtica, única, inimitable. Buika ha vuelto (si es que se había ido) a lo grande.
¡Viva la madre que la parió!

Todavía tengo la piel de gallina.


Argentinísimos

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Los pelillos como escarpias



Canción de Gary Jules, video de Michel Gondry.
Sencillo en su genialidad, genial en su (presunta) sencillez.

Momento Freakazo


http://jodiendawarrick.com/

Los Extras no tienen desperdicio.Nivel de petardeo: 10/10.

Peligro: Piedrahita anda suelto

La figura del "monologuista" durante estos últimos años ha sufrido un gran auge. Y digo "sufrido" con todo el sentido de la palabra, ya que este boom por el monólogo ha dado pie a despropósitos tales como ver a Darek o Terelu Campos perpetrando presuntos "monólogos" en televisión. El verdadero monólogo no es eso. No consiste en "recitar" con mayor o menor gracia un guión memorizado y que te han escrito otros. El monologuista de raza es capaz de crear un universo propio e intransferible, hecho a su medida, y de jugar con la palabra y la improvisación. Si de monologuistas personales e inimitables se trata, Luís Piedrahita es sin duda una de los máximos exponentes. El pasado domingo 1 de noviembre tuvimos el inmenso privilegio de poder asistir a la que por desgracia fue última función de su espectáculo en Barcelona.Conviene ir con la vejiga bien aliviada: el riesgo de mearse encima es muy elevado. Desde el minuto uno te empiezas a reír, y no hay un momento de respiro durante los cinco minutos que dura el espectáculo (aunque el reloj se empeñe en hacernos creer que en realidad ha pasado hora y media). El dolor de mandíbula dura varios días, y dos días después me he soprendido a mi mismo riendo tontamente mientras hacía cola en la farmacia recordando un momento del show.
Que gusto da ver que todavía quedan personas con inteligencia superlativa y la suficente habilidad para sin faltar el respeto a nadie, conseguir hacernos reír "a mandíbula batiente".
Excelentísimo Sr. Piedrahita, muchísimas gracias.

martes, 3 de noviembre de 2009

Apoteosis

No descubro nada nuevo loando la calidad de esa joya audiovisual que es Mad Men, pero no puedo reprimir mi entusiasmo ante las cotas de excelencia que alcanzan los capítulos de la tercera temporada. Para no extenderme, de entre las innumerables virtudes que atesora destacaría especialmente una: la sutileza.
En esta época de imágenes compulsivas y atropelladas, de gusto por la estridencia, el grito, la velocidad hacia ninguna parte y glorificación de la vulgaridad, asisto extasiado a la colección de minúsculos detalles, pequeños gestos y juegos de miradas que construyen capítulo a capítulo unos personajes tan creíbles que a uno se le ponen los pelos de punta.
Por favor, que empiecen a rodar la cuarta temporada ya, no podré aguantar sin mi dosis.