
Lo confieso: me resulta difícil ser imparcial con un disco de mr. Gabriel. Es de los pocos músicos que todavía consigue erizarme el vello de pura emoción. Por ello le perdono que en ocasiones bordee peligrosamente la frontera de la belleza sublime y acabe deambulando por el pantanoso terreno del tema almibarado ("The power of the heart", "The Book of love", "Philadelphia"...). Pequeños pecados veniales, comparados con la de-construcción, transformación y reinterpretación absolutamente brillante del resto de temas.
Emoción y talento en estado puro. Falta ver si se concreta la otra parte del "rascamiento de espalda", en la que otros artistas reinterpreten a su manera los temas de mr. Gabriel.