Si las series estadounidenses fueran bebidas, "El mentalista" sería una gaseosa abierta en verano, bebes un trago y te das cuenta de que está caliente y sin gas. "Bones" una Cola Dia, intenta copiar un producto ya existente y a veces da el pego, pero no deja de ser una imitación barata. "CSI" sería una lata de Coca Cola-Light, un envase bonito, te la bebes de un trago y produce un picor intrascendente en la nariz, eructas y te das cuenta de que no te ha quitado la sed."House" sería sopa de ajo (aunque no sé si se admite como bebida), se repite, se repite y se repite... "Me llamo Earl", una cerveza de chiringuito playero, sabes que no es la mejor que hay pero refresca y te permite seguir un rato más a la bartola con gesto atontado y sonriente."Californication" sería un cubata de garrafón a las 5 de la madrugada, a esas horas ya todo te da igual, y hasta te da la risa."Dexter", un mojito: requiere cierta elaboración, el ron le da cuerpo y contundencia pero también refresca y te deja achispado. "Los Soprano", un vino Gran Reserva, un clásico que nunca falla y en el que siempre puedes confiar."Mad Men" sería un cóctel Manhattan: whisky con vermouth dulce y un toque amargo de bitter aromático con algo de hielo y una guinda, elaborado con maestría, sofisticado y necesariamente paladeado con lentitud. ¿Y "The Wire"? Sería un whisky escocés de malta de 12 años. El whisky no es una bebida fácil, puede resultar áspera y de gusto difícil de asimilar. Necesita de paciencia, tiempo y un paladar educado, por eso la mayoría prefiere mezclarlo para hacerlo más digerible.
"The Wire" es magistral de principio a fin. La calidad no decae en ninguna de sus 5 (y me parecen pocas) temporadas. La trama es como un puzzle de 5.000 piezas: cuando las colocas sobre la mesa todo parece algo confuso, cuando empiezan a encajar percibes la belleza del conjunto. En esta serie se produce la rara alquimia entre actores desconocidos pero impecables y creíbles, guión sólido y elaboradísimo y una puesta en escena sobria y realista. El ritmo de la serie es lento (en ocasiones hasta la exasperación, dada la lentitud con que avanzan las investigaciones) pero al mismo tiempo frenético, ninguna escena es superflua, ningún diálogo sobra, perderte cinco segundos puede suponer perderte un momento clave, un detalle detonante de la acción. No es esta una serie de polis buenos/traficantes malos. Cada cual sobrevive como puede, de acuerdo a sus reglas y sus propias normas. "The wire" va más allá de los aspectos policiales del tráfico de drogas. Escarba en las vergüenzas de un sistema político/policial corrupto e inoperante, en las miserias de un sistema educativo en caida libre, en la (i)rresponsabilidad de los medios de comunicación, en la hipocresía de una sociedad que públicamente se escandaliza con la delincuencia organizada mientras sus gestores se enriquecen colaborando con ella... Nadie es totalmente inocente, y por tanto nadie es totalmente culpable. Incómoda y necesaria, de visión obligatoria, solo se me ocurre una "pega": en ocasiones es demasiado realista y te deja hundido en el sofá tras golpearte en la boca del estómago con contundencia.
Sorry, no happy end motherfuckers!
"The Wire" es magistral de principio a fin. La calidad no decae en ninguna de sus 5 (y me parecen pocas) temporadas. La trama es como un puzzle de 5.000 piezas: cuando las colocas sobre la mesa todo parece algo confuso, cuando empiezan a encajar percibes la belleza del conjunto. En esta serie se produce la rara alquimia entre actores desconocidos pero impecables y creíbles, guión sólido y elaboradísimo y una puesta en escena sobria y realista. El ritmo de la serie es lento (en ocasiones hasta la exasperación, dada la lentitud con que avanzan las investigaciones) pero al mismo tiempo frenético, ninguna escena es superflua, ningún diálogo sobra, perderte cinco segundos puede suponer perderte un momento clave, un detalle detonante de la acción. No es esta una serie de polis buenos/traficantes malos. Cada cual sobrevive como puede, de acuerdo a sus reglas y sus propias normas. "The wire" va más allá de los aspectos policiales del tráfico de drogas. Escarba en las vergüenzas de un sistema político/policial corrupto e inoperante, en las miserias de un sistema educativo en caida libre, en la (i)rresponsabilidad de los medios de comunicación, en la hipocresía de una sociedad que públicamente se escandaliza con la delincuencia organizada mientras sus gestores se enriquecen colaborando con ella... Nadie es totalmente inocente, y por tanto nadie es totalmente culpable. Incómoda y necesaria, de visión obligatoria, solo se me ocurre una "pega": en ocasiones es demasiado realista y te deja hundido en el sofá tras golpearte en la boca del estómago con contundencia.
Sorry, no happy end motherfuckers!
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